Por Carlos Álvarez.*
“La única verdadera tragedia de la vida burguesa sería si esta no combinara pensamiento y acción”
Roberto Mangabeira Unger.
Es un hombre extraño, de carácter difícil. Tiene la pinta de un estadista, pero no es tan popular. Me recuerda a mi padre. De esos hombres que se mantienen alineados al poder de la figura carismática, porque aquel, es el imán de votos. Son hombres leales extraordinarios que se dedican a trabajar para hacer crecer a los gobiernos, mejorándolos, y aunque no siempre se acuerden de ellos y pocos les reconozcan sus meritos, ahí se encuentran presentes, tanto que hasta el enemigo en su silencio les reconoce sus logros. Hombres que tienden puentes con la contraparte para lograr acuerdos y llegar a resultados concretos, que despiertan envidias entre sus compañeros de trabajo porque ellos si cumplen en sus actividades y objetivos. Inteligentes sin más no poder, brillantes hasta el cansancio. No son dóciles ante el elogio fácil, no son confiados, son calculadores pragmáticos, cuidadosos para no caer en los errores comunes del político tradicional, que se tiene que equivocar para poder rectificar.
Así es Roberto Mangabeira Unger, un brasileño que da clases en la Universidad de Harvard, desde hace más de 30 años, que asesorá al presidente de Brasil, Lula Da Silva, en cuestiones estratégicas, que fue profesor –y hoy es buen amigo- del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
A muchos nos dio envidia, ver a Brasil capitalizando todos los éxitos que ha venido cosechando, es alentador, sobre todo, la posibilidad de construir a nuestro país con las bases solidas que Brasil hoy tiene. Brasil sufrió de muchos de los problemas de los que hoy México sufre, pero se transformó en un país diferente, más progresista. El conseguir los Juegos Olímpicos para Río de Janeiro es solo la cereza del pastel de un verdadero proyecto de nación.
Darle crédito al constructor y el visualizador del progreso.
Por eso hay que conocer más a Roberto Mangabeira Unger. Este visionario nació en Río de Janeiro en 1947, se recibió en Derecho y realizó su posgrado en EE.UU, donde desde 1976 es profesor titular de la Universidad de Harvard y ha sido el autor de polémicas tesis de teoría política, social y de Derecho Privado (ocupó el cargo a los 29 años, el más joven que ha tenido nunca ese centro universitario). Mangabeira conoce muy bien el progreso de un país en el que ha vivido durante tantos años y parece que quisiera replicar ese modelo en su propio país. Ha escrito numerosos libros sobre política y construcción social y está considerado como uno de los teóricos más brillantes, y polémicos, en el ámbito del pensamiento social contemporáneo (sus trabajos están disponibles enwww.robertounger.net)
Mangabeira Unger es un gran crítico del desarrollo latinoamericano. Él es un hombre de proyectos que se autodefine como progresista. Para Mangabeira Unger, Sudamérica y sus uniones como UNASUR y Mercosur son cuerpos sin espíritu integrados por “países que se portan demasiado bien y se han rendido”, entre los que podríamos destacar a México y “rebeldes que abrevan en el pantano de la confusión”, como podría ser Venezuela.
Brasil es un caso aparte, de hecho, de la mano de este talentoso hombre se ha dinamizado y convertido en una potencia que va creciendo a pasos agigantados en su progreso y desarrollo. Orden y progreso es un término que proviene de una frase de Auguste Comte, exponente de la ideología y filosofía del positivismo. También figura en la bandera de Brasil. La idea de progreso era un tópico cultural del siglo XIX. La interpretación dominante de los términos entendía el progreso como crecimiento económico y modernización, y el orden como la fijación de las condiciones de tranquilidad en las cuales debía encontrarse el pueblo para permitir la proyección del progreso sin pausa. Mangaberia es un replicante de ese lema que encuentra para Brasil resultados prometedores que hoy son concretos y se ven mejor para el futuro.
Por eso Lula da Silva vio en Mangabeira Unger un personaje útil para el mejor destino de su gobierno y le creó su propio Ministerio: El Ministerio de Asuntos Estratégicos. En una entrevista concedida al Diario Español El País a principios de este año dijo:
"El presidente Lula me propuso que ayudara a formular un modelo conceptual sobre el futuro de Brasil, pero para hacer eso no necesito estar en Brasilia. Para escribir panfletos podría continuar en Harvard. Lo que intento es definir iniciativas concretas que encarnen o anticipen ese cambio en la trayectoria institucional del país. Escoger iniciativas en políticas públicas sectoriales, educación, trabajo, política agrícola o industrial, que tengan efecto práctico inmediato pero que también prefiguren el cambio de rumbo que necesita el país".
Implicado desde hace años en la política cotidiana de su país, Mangabeira, que se considera de izquierda, fue un crítico muy duro del presidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien, sin embargo, le llamó un día, en su segundo mandato, para ofrecerle una cartera que sería insólita en cualquier otro país que no fuera Brasil. Mangabeira quiere luz en la oscuridad de las personas comunes, quiere dejar de solo humanizar y darles igualdad a los hombres comunes como un premio de consolación, al contrario, quiere dar mejores condiciones de vida a los hombres y mujeres de su país y de Latinoamérica a través de más y mejor capacitación de las facultades del hombre común. La igualdad solo es un objetivo accesorio para un objetivo mayor que es que el hombre se desarrolle, porque la igualdad sin capacitación no sirve.
Mangabeira, a través del liderazgo de Lula (y de que por supuesto este le hiciera caso), logró darle a los brasileños armas para romper con el destino, que dice, es la forma actual de organizar a la sociedad y que la alianza del pensamiento con la política es el antidestino. Mangabeira quiere darle un giro de 360 grados a esa institucionalidad varada en los paradigmas. Dice lo a que a muchos gobernantes mexicanos, de todos los niveles, desde los municipios hasta el presidente de la república les parecerá conocido: “en la historia moderna, en la forma de organización actual, los cálculos vienen con las crisis, en sus dos formas: guerras y colapsos económicos”. Lo que quiere Mangabeira Unger a través de su progresismo, es organizar a la sociedad para que el cambio no dependa de la crisis y que el trauma de estas crisis no sea la condición necesaria de la transformación. Radicalizar el impulso experimentalista.
Reconstruir las políticas económicas para poder radicalizar los pensamientos económicos obsoletos y que el problema de la generación de la riqueza sea solo de unos cuantos, de una minoría. Es difícil retomar todas las magnificas ideas de Roberto, aplicables a muchos contextos de cualquier país de Latinoamérica. Pero es importante conocer que este hombre inteligente, idealista y revolucionario, un verdadero filosofo contemporáneo, tiene la posibilidad real de convertirse en Presidente de Brasil, pues se acaba de afiliar al partido gobernante, el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que está entre los mayores partidos brasileños, teniendo una orientación de centro y que hasta ahora, como nos dice el analista político brasileño Josías de Souza: “el PMDB se consolida como una especie de gallina muda de la política brasileña. Se revela como una máquina de poner huevos. Pero no dispone de una voz nacional capaz de cacarear, en 2010, el éxito retumbante de 2008.” (INFOLATAM, 26 de Octubre de 2008).
Pero ahora con la reciente incorporación y afiliación de Mangabeira al PMDB, las cosas pintan diferente y se perfila para ser el principal candidato presidencial en Brasil, no solo por su capacidad política y su exitosa experiencia de gobierno, sino también por el respaldo de Lula a su persona. Ya lo intentó en 2002 cuando se postuló para alcalde de Sao Paulo y aun con sus ideas novedosas y radicales no triunfó., tales como la reconstrucción de las favelas, la imposición de fuertes impuestos a los automóviles y una revisión del sistema de transporte público de la ciudad.
Pero la visión de Mangaberia no se queda en la política pública y en la ideología económica y social, también llega al lado del futuro sustentable. Unger siendo Ministro asumió la responsabilidad de dirigir el desarrollo económico de la Selva Tropical Amazónica, a la cual ve como “un grupo de 25 millones de personas”, no simplemente árboles, que necesitan “verdaderas oportunidades económicas”.
Dado que Unger trabajaba no sólo para proteger la Selva Amazónica sino que también para ayudarla a surgir, la creatividad es absolutamente necesaria. “Esta es una inmensa frontera de la imaginación”, declaró Unger, “el país puede reinventarse completamente al cambiar el Amazonas”. El desafío de Unger está en expandir las reservas naturales del Amazonas y al mismo tiempo construir carreteras y vías ferroviarias para apoyar el crecimiento económico de la región.
Ese es Roberto Mangabeira, el verdadero ideólogo y constructor de lo que es y significa Brasil hoy en día para el resto del mundo. Por eso decidí escribir este breve retrato, y porque necesitamos Mangabeiras Ungers en México, pero para ello hace falta educarnos y romper nuestros paradigmas mentales.
*Carlos Álvarez Acevedo, politólogo y periodista, con estudios en el Tecnológico de Monterrey. Consultor especialista en Medios de Comunicación 2.0, Políticas Públicas y Estrategias Electorales. Actualmente Editor del Centro de Inteligencia Política (www.CEINPOL.com.mx), Revista Digital de Análisis Político.
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