jueves, 22 de octubre de 2009

Reforma financiera y el crédito

Reforma financiera y el crédito
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ÁLVARO DE GARAY*
EL UNIVERSAL
JUEVES 22 DE OCTUBRE DE 2009
Para que se consolide la recuperación de la economía mundial es necesario que se fortalezca la recuperación económica de Estados Unidos, y para que esto suceda es vital que vuelva a fluir el crédito. A su vez, para que el crédito bancario retorne a sus niveles normales, los bancos deben tener mayor claridad sobre el nuevo marco regulatorio en el cual habrán de operar.

Para la Fed y otras entidades reguladoras el reto es mayúsculo, considerando que la estructura y el funcionamiento del sistema financiero estadounidense han cambiado notablemente en los últimos 20 años.

Dos cambios sobresalientes: la mayor y creciente concentración de los activos financieros en pocos bancos y la bursatilización como mecanismo para ampliar la oferta crediticia.

Estos dos cambios estructurales y otros como la utilización masiva de los productos derivados han tenido efectos profundos en el funcionamiento del sistema financiero estadounidense y global. El reto para reguladores es proveer un marco adecuado que asegure el manejo de los riesgos bancarios sin desalentar la oferta de créditos.

Activos bancarios y riesgo sistémico

Como lo ha señalado Henry Kaufman en su libro The Road to Financial Reformation (2009), uno de los cambios estructurales más significativos en el sector financiero estadounidense ha sido la concentración de los activos financieros en pocos bancos.

En efecto, a finales de 2008 sólo 10 bancos concentraron más de 50% de estos activos. Dicha proporción era de tan sólo 10% en 1990.

El proceso de consolidación bancaria ha sido impulsado por factores como la necesidad de reducir costos de operación y el interés en incursionar en mercados geográficos nuevos para elevar las utilidades. Pero el costo de tales estrategias ha sido el aumento del riesgo sistémico que crean los grandes conglomerados financieros globales (too big to manage) y que obligan a los gobiernos a intervenir en tiempos de crisis para evitar costos mayores a la sociedad.

La pregunta para los reguladores norteamericanos es entonces qué hacer para mitigar los riesgos derivados de la alta concentración de activos en pocos bancos.

¿Bursatilizar o no bursatilizar?

En una conferencia reciente en la London School of Economics, el director general de Citigroup, Vikram Pandit, habló favorablemente de la bursatilización. Su argumento central es que los bancos por sí solos no pueden allegarse de fondos suficientes para satisfacer la demanda crediticia mundial.

Por lo tanto es necesario que los inversionistas institucionales participen en el proceso financiando a las empresas a través de la compra de los valores que resultan de la bursatilización.

Por otra parte, el premio Nobel de economía Paul Krugman es un gran crítico de este mecanismo de financiamiento que —argumenta— eleva el nivel de riesgo de los bancos y no, como se ha dicho, que lo distribuye entre un mayor número de participantes.

Henry Kaufman considera que la bursatilización tiene otros problemas como el hecho de que los bancos ya no se hacen responsables de cuidar la cartera crediticia bursatilizada, y que la utilización masiva de este mecanismo deriva en el sobreendeudamiento de empresas y personas.

Implicaciones para México

De la reforma financiera global derivarán cambios muy significativos en la supervisión bancaria en todos los países. México, desde luego, no escapará a esta oleada de cambios cuyo objetivo es mejorar la administración de riesgos de las instituciones y del sistema en su conjunto.

Respecto a la concentración de activos en unos pocos bancos, México tiene un riesgo potencial mayor que Estados Unidos, puesto que sólo dos bancos, de los más de 40 existentes, concentran la mayor parte de los activos.

La deuda privada producto de bursatilizaciones es, también, un tema muy relevante y de cierta preocupación debido a la profunda recesión de la economía mexicana. De 2005 a septiembre de 2009, el monto total de la deuda privada producto de bursatilizaciones pasó de 334.3 millones a 572.9 millones, un incremento de 72%.

Por su parte, el monto de los Certificados Bursátiles basados en hipotecas ha crecido de manera aún más dramática en los últimos años, al pasar de 51.3 mil millones de pesos en 2006 a 126.4 mil millones en septiembre de 2009, un aumento cercano a 150%. Después de los problemas que han tenido algunas Sofoles para hacer frente a sus obligaciones es pertinente evaluar los riesgos potenciales si sigue aumentando la cartera vencida hipotecaria y si la recuperación de la economía es, como se espera, demasiado lenta y débil.

El Banco de México y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores deberán abordar estos temas con la debida celeridad para no repetir los errores de otros países. El reto mayor es que las nuevas reglas del juego en México estén alineadas con las del sistema financiero mundial.

*EGADE, Tec de Monterrey / Santa Fe



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