El IVA es la salvación de EU
El déficit del Gobierno pide una solución práctica y sencilla para no caer en caos por sus cuentas; este impuesto parece la única solución para sanear un déficit de 1 billón de dólares para 2020.
El mes pasado el presidente Barack Obama presentó un presupuesto con un déficit récord. (Foto: AP)
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Por: Shawn Tully
NUEVA YORK — Los enormes déficits que está proyectando el Gobierno de Estados Unidos son atroces, y ofrecen un panorama desastroso de nuestro futuro: el país vecino se aproxima a una trampa fiscal que obliga a sus ciudadanos a optar por la única opción que tiene para recuperar la salud del presupuesto: un Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Desafortunadamente, nadie quiere atender este problema. Nancy Pelosi ha hablado admirablemente del IVA, y por la derecha, el ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, quiere que tal recaudación remplace al impuesto de ingresos. Pero hasta ahora, el impuesto es el favorito de un grupo de economistas en universidades y centros intelectuales. El encargado del presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag, recientemente lo descartó como una idea que "es popular entre los académicos pero no está siendo considerada seriamente por los legisladores".
(En Estados Unidos se cobra un impuesto estatal a las ventas que no debe confundirse con el IVA que es un gravamen federal).
No es una opción que los estadounidenses comprenden o de la que hayan escuchado hablar mucho. De hecho, la mayoría de la gente ni siquiera ha oído hablar de esto, y si lo han hecho, tal vez no lo quieren, pues es el baluarte de un sistema económico ajeno al modelo estadounidense: las economías social-demócratas de Europa.
Pero la magnitud pura de las cifras esperadas hace que sea casi inevitable que Estados Unidos adopte pronto un fuerte impuesto al consumo. Es la única vía capaz de recaudar el dinero para cubrir los enormes aumentos proyectados en el gasto y en el déficit.
El IVA es similar a un impuesto sobre ventas aplicado al consumidor en la caja registradora, pero el Gobierno recauda la mayor parte de ese dinero durante la etapa de producción de dicho bien. Como los fabricantes están firmando los cheques, es una forma de recaudar dinero extremadamente eficiente y prácticamente inmune al fraude.
Pero nunca ha tenido gran apoyo en Estados Unidos por dos razones: la primera es que es un impuesto eficaz. Las familias con bajos recursos pagan una porción más grande de sus ingresos que las familias con grandes ingresos. Y la segunda razón es que el IVA ha impulsado el rápido crecimiento del Gobierno en Francia, Alemania e incluso Japón. De hecho, ningún otro país gasta el dinero que planea gastar Estados Unidos sin un IVA. Las cifras explican la historia.
En el informe del presupuesto de 2011 del presidente Barack Obama, la Oficina de Administración y Presupuesto predice que el déficit bajará de 1.6 billones de dólares en 2010 a 1 billón de dólares en 2020. Pero ese billón sigue siendo un enorme 4.2% del Producto Interno Bruto, y eso asumiendo que el desempleo sea de 5% y que haya tasas de crecimiento decentes.
Nadie dice que Estados Unidos pueda seguir en ese curso fiscal. Un dólar de cada 7 será destinado a pagar los intereses de la deuda, la cual espanta al capital extranjero. "Los inversionistas extranjeros pueden abandonar nuestra deuda, ocasionando una crisis fiscal y un desastroso aumento en las tasas de interés", dijo Brian Riedl, economista en la conservadora Heritage Foundation.
El gran problema es el gasto gubernamental proyectado de 5.7 billones de dólares en 2020. La recaudación total de impuestos espera llegar a 4.7 billones de dólares, lo que crea un déficit de un billón de dólares. Pero la recaudación de impuestos, la fuente de ingresos más grande del Gobierno, proyecta llegar a sólo 2.3 billones de dólares, por lo tanto, borrar el déficit requerirá de un aumento en los ingresos por impuestos de 44% para cubrir ese déficit de un billón de dólares.
Pero incluso si las tasas fiscales aumentaran 44%, los ingresos por impuestos no aumentarían tanto, pues los estadounidenses huirían de éstos o se jubilarían antes de tiempo. "No se pueden elevar las tasas tanto como para aumentar la recepción de impuestos en casi la mitad", dijo Riedl.
Entonces, ¿qué tan alto debería ser el nuevo IVA? La recaudación de ese billón de dólares que se necesita para cubrir el déficit proyectado en 2020 requerirá de un impuesto de 7% sobre todo lo que consumimos.
Pero el IVA no sería impuesto en todo. Es inevitable que el Congreso exente productos como alimentos y ropa. Como resultado, la tasa de todo lo demás necesitaría comenzar en las decenas. Si la experiencia en Europa dice algo, aumentará desde ese punto.
El IVA también necesitará que el Gobierno Federal envíe miles de millones de dólares en cheques cada año a las familias con bajos ingresos para compensar la carga extra. Quién recibirá cuánto será sólo uno de los problemas con los que tendremos que lidiar.
Existen dos opciones además del IVA, aunque están desapareciendo rápidamente.
La primera es lograr tasas de crecimiento extremadamente altas, pues esto podría detener los déficits futuros a niveles muy por debajo de los que se proyectan hoy. El problema es que el gran gasto gubernamental tiende a frenar la expansión económica, no a hacerla crecer. La otra opción es bajar el gasto sustancialmente. Pero como ya hemos visto, esa opción no aparece en el nuevo presupuesto del presidente Barack Obama.
La lucha sobre si Estados Unidos debería o no adoptar el IVA será sangrienta. El debate sobre cómo funcionará será devastador. La mayoría de los estadounidenses odiará el concepto en su totalidad y nuestros legisladores debieron haber pensado en eso antes. El dinero inteligente dice que el IVA es el destino de Estados Unidos, un destino que se acerca cada vez más con la aprobación de cada presupuesto.
Desafortunadamente, nadie quiere atender este problema. Nancy Pelosi ha hablado admirablemente del IVA, y por la derecha, el ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, quiere que tal recaudación remplace al impuesto de ingresos. Pero hasta ahora, el impuesto es el favorito de un grupo de economistas en universidades y centros intelectuales. El encargado del presupuesto de la Casa Blanca, Peter Orszag, recientemente lo descartó como una idea que "es popular entre los académicos pero no está siendo considerada seriamente por los legisladores".
(En Estados Unidos se cobra un impuesto estatal a las ventas que no debe confundirse con el IVA que es un gravamen federal).
No es una opción que los estadounidenses comprenden o de la que hayan escuchado hablar mucho. De hecho, la mayoría de la gente ni siquiera ha oído hablar de esto, y si lo han hecho, tal vez no lo quieren, pues es el baluarte de un sistema económico ajeno al modelo estadounidense: las economías social-demócratas de Europa.
Pero la magnitud pura de las cifras esperadas hace que sea casi inevitable que Estados Unidos adopte pronto un fuerte impuesto al consumo. Es la única vía capaz de recaudar el dinero para cubrir los enormes aumentos proyectados en el gasto y en el déficit.
El IVA es similar a un impuesto sobre ventas aplicado al consumidor en la caja registradora, pero el Gobierno recauda la mayor parte de ese dinero durante la etapa de producción de dicho bien. Como los fabricantes están firmando los cheques, es una forma de recaudar dinero extremadamente eficiente y prácticamente inmune al fraude.
Pero nunca ha tenido gran apoyo en Estados Unidos por dos razones: la primera es que es un impuesto eficaz. Las familias con bajos recursos pagan una porción más grande de sus ingresos que las familias con grandes ingresos. Y la segunda razón es que el IVA ha impulsado el rápido crecimiento del Gobierno en Francia, Alemania e incluso Japón. De hecho, ningún otro país gasta el dinero que planea gastar Estados Unidos sin un IVA. Las cifras explican la historia.
En el informe del presupuesto de 2011 del presidente Barack Obama, la Oficina de Administración y Presupuesto predice que el déficit bajará de 1.6 billones de dólares en 2010 a 1 billón de dólares en 2020. Pero ese billón sigue siendo un enorme 4.2% del Producto Interno Bruto, y eso asumiendo que el desempleo sea de 5% y que haya tasas de crecimiento decentes.
Nadie dice que Estados Unidos pueda seguir en ese curso fiscal. Un dólar de cada 7 será destinado a pagar los intereses de la deuda, la cual espanta al capital extranjero. "Los inversionistas extranjeros pueden abandonar nuestra deuda, ocasionando una crisis fiscal y un desastroso aumento en las tasas de interés", dijo Brian Riedl, economista en la conservadora Heritage Foundation.
El gran problema es el gasto gubernamental proyectado de 5.7 billones de dólares en 2020. La recaudación total de impuestos espera llegar a 4.7 billones de dólares, lo que crea un déficit de un billón de dólares. Pero la recaudación de impuestos, la fuente de ingresos más grande del Gobierno, proyecta llegar a sólo 2.3 billones de dólares, por lo tanto, borrar el déficit requerirá de un aumento en los ingresos por impuestos de 44% para cubrir ese déficit de un billón de dólares.
Pero incluso si las tasas fiscales aumentaran 44%, los ingresos por impuestos no aumentarían tanto, pues los estadounidenses huirían de éstos o se jubilarían antes de tiempo. "No se pueden elevar las tasas tanto como para aumentar la recepción de impuestos en casi la mitad", dijo Riedl.
Entonces, ¿qué tan alto debería ser el nuevo IVA? La recaudación de ese billón de dólares que se necesita para cubrir el déficit proyectado en 2020 requerirá de un impuesto de 7% sobre todo lo que consumimos.
Pero el IVA no sería impuesto en todo. Es inevitable que el Congreso exente productos como alimentos y ropa. Como resultado, la tasa de todo lo demás necesitaría comenzar en las decenas. Si la experiencia en Europa dice algo, aumentará desde ese punto.
El IVA también necesitará que el Gobierno Federal envíe miles de millones de dólares en cheques cada año a las familias con bajos ingresos para compensar la carga extra. Quién recibirá cuánto será sólo uno de los problemas con los que tendremos que lidiar.
Existen dos opciones además del IVA, aunque están desapareciendo rápidamente.
La primera es lograr tasas de crecimiento extremadamente altas, pues esto podría detener los déficits futuros a niveles muy por debajo de los que se proyectan hoy. El problema es que el gran gasto gubernamental tiende a frenar la expansión económica, no a hacerla crecer. La otra opción es bajar el gasto sustancialmente. Pero como ya hemos visto, esa opción no aparece en el nuevo presupuesto del presidente Barack Obama.
La lucha sobre si Estados Unidos debería o no adoptar el IVA será sangrienta. El debate sobre cómo funcionará será devastador. La mayoría de los estadounidenses odiará el concepto en su totalidad y nuestros legisladores debieron haber pensado en eso antes. El dinero inteligente dice que el IVA es el destino de Estados Unidos, un destino que se acerca cada vez más con la aprobación de cada presupuesto.
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