Rusia "invade" Cuba
El Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, llegó a Cuba en medio de una verdadera avalancha cultural que desborda la isla con ballet, películas y literatura rusos. Es como si el tiempo no hubiera pasado.
Sin embargo, el acercamiento entre las dos naciones no responde a una mayor identificación cultural sino a la decisión de sus gobiernos de retomar las relaciones bilaterales suspendidas en los años '90, cuando despareció la Unión Soviética.
Las visitas mutuas se repiten casi cada año, incluyendo la de los presidentes Raúl Castro y Dmitri Medvédev. Además de los constantes encuentros de la Comisión Mixta de Cooperación, que es donde realmente se toman los acuerdos comerciales.
La importancia que Rusia da a sus relaciones con Cuba quedó en evidencia cuando en 2008 se convirtió en uno de los primeros países en apoyar a la isla después de los huracanes. De hecho, continúa aún hoy donando trigo a La Habana.
Relaciones estratégicas
Las relaciones entre Cuba y Rusia crecieron durante los últimos dos años. En parte porque el presidente Raúl Castro decidió ampliar sus relaciones económicas más allá de Venezuela y China, incluyendo a Brasil, África, Asia y, muy especialmente, a Rusia.
El portavoz de la cancillería rusa, Alexander Nesterenko, afirmó que su país "considera a Cuba como uno de sus socios cruciales en la región latinoamericana y refuerza los pasos para profundizar el carácter estratégico de los vínculos bilaterales".
Los negocios entre ambos se llevan con la mayor discreción pero se conoce que abarcan los sectores de aeronáutica civil, níquel, agricultura, comunicaciones, turismo, pesca, transporte, biotecnología, educación, ciencia, informática y pesca.
El vicepresidente cubano, Ricardo Cabrisas, máximo encargado de los asuntos económicos, acaba de regresar de Rusia donde fue en viaje de negocios. Entre los temas abordados están la compra de aviones civiles y radares para la aeronáutica.
Cine, ballet y literatura
La visita de Serguei Lavrov se desarrolla en medio del mayor despliegue cultural ruso de los últimos 20 años. El canciller viene acompañado por 200 escritores y él mismo será quien inaugure la Feria del Libro de La Habana, dedicada a Rusia.
Días antes, se presentó en La Habana una muestra de cine ruso en la que los cubanos pudieron volver a ver clásicos como "La guerra y la paz" o "Crimen y castigo", además de conocer las últimas producciones de ese país.
Curiosamente, a pesar de la mala fama que tienen las películas rusas entre los cubanos, en los cines había buena cantidad de público. Seguramente como remembranza de una época en la que prácticamente no se podía ver nada más.
Pero si algo verdaderamente deleitará a la isla es la presentación del ballet Bolshoi. Después de 30 años de ausencia, se espera que el teatro esté repleto, los cubanos son amantes de la danza y conocen muy bien al ballet ruso.
El hilo que nunca se rompió
Más allá de los políticos -incluso en el punto más bajo de las relaciones bilaterales- los contactos entre las Fuerzas Armadas de Cuba y Rusia nunca se enfriaron del todo porque las cúpulas de ambos ejércitos entendían que eran estratégicas.
Para La Habana se trata de la única fuente de abastecimiento para la renovación del armamento de sus fuerzas, incluyendo las de tierra, mar y aire. Mientras que para los rusos el mayor encanto de la isla está dado por su situación geopolítica.
En la misma medida en que se enfriaban las relaciones con Estados Unidos, Moscú fue acercándose a Cuba, primero con timidez, dado el dramático divorcio que los separó en el pasado. Sin embargo, muy pronto anunciaron públicamente su renovada amistad.
Los tragos amargos quedaron atrás. Y junto a ellos una deuda cubana de decenas de miles de millones de rublos que ya nadie aspira a cobrar y a proyectos también millonarios que Rusia dejó a medias en Cuba, como la central nuclear de Cienfuegos.
El reencuentro se inició de forma muy espiritual, fundaron una iglesia ortodoxa rusa en La Habana. Inmediatamente los políticos de más alto rango de los dos países se visitaron y una flota militar de la marina de Rusia atracó en el puerto de La Habana. Finalmente, Moscú otorgó importantes créditos y donaciones, y los negocios empezaron a moverse.
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