DAVOS, SUIZA (AP) — El Foro Económico Mundial, el encuentro más famoso de líderes gubernamentales y de los negocios de todo el mundo, terminó este domingo tras cinco días de actividad, con un consenso general sobre la fragilidad de la recuperación, pero sin un acuerdo sobre cómo estimular el crecimiento del empleo y prevenir otra turbulencia económica global.
La reunión anual convoca a personas con mucho poder y ego, pero incluso en ella se sintió algo de humildad y conciencia ante la incertidumbre sobre cómo se superará la primera crisis financiera mundial.
La reunión de 2,500 líderes internacionales en este centro turístico alpino tuvo también muchos debates encendidos sobre si se necesita más regulación en el sector financiero, cómo reducir el fuerte desempleo mundial y la manera de encontrar formas para que la recuperación incipiente se mantenga durante 2010.
Por medio de un comunicado, la institución destacó que los presidentes Felipe Calderón, de México, y Nicolas Sarkozy, de Francia, participaron activamente para definir la agenda global.
De igual forma, reconoció la participación del primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y del presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak.
La atmósfera de pesimismo que prevaleció en el foro del año pasado, que se realizó en el peor momento de la crisis, cambió este año por un sentimiento de satisfacción sobre una recuperación modesta, que está en marcha, pero también enfrentó incertidumbre sobre la forma en la que continuará y cómo deben responder los bancos.
El director ejecutivo del Deutsche Bank, Josef Ackermann, dijo en un panel de conclusiones organizado por The Associated Press que lo peor de la crisis financiera y económica había sido manejado de forma "bastante exitosa", pero que los líderes se enfrentaban a una decisión difícil.
"¿Debemos tomar más riesgos, ser una fuerza creativa de crecimiento o debemos enfocarnos en la seguridad?", cuestionó.
Peter Sands, director general de Standard Chartered Bank de Gran Bretaña, dijo en el panel que el equilibrio debe estar entre "hacer un sistema bancario seguro y un sistema financiero que pueda aguantar el tipo de dinamismo y crecimiento en la creación de empleos".
"Si sale mal de una forma, corremos el riesgo de otra crisis. Si sale mal de la otra forma dejaremos sin impulso a la recuperación y reduciremos las posibilidades de crear nuevos empleos", dijo.
Sands agregó que todos deben tener un "grado de humildad sobre lo que realmente sabemos y qué tan seguros podemos estar, acerca de las ideas que vamos a plantear tendrán las consecuencias que creíamos".
Ackerman reconoció a los actores económicos más importantes por ampliar el Grupo de los Ocho al Grupo de los 20. Dijo que debería haber un Grupo Empresarial de los 20 para colaborar con ellos y enfocarse en asuntos de negocios.
En Davos, la atención de los asistentes y la prensa ha tenido un efecto pendular, oscilando de la economía a otros asuntos mundiales. En foros anteriores el interés había estado en celebridades invitadas, como Angelina Jolie y Bono, pero este año recayó en los banqueros y reguladores financieros gubernamentales.
"Todo se trató de economía y todos estuvieron perdidos", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de la organización Human Rights Watch.
La reunión anual convoca a personas con mucho poder y ego, pero incluso en ella se sintió algo de humildad y conciencia ante la incertidumbre sobre cómo se superará la primera crisis financiera mundial.
La reunión de 2,500 líderes internacionales en este centro turístico alpino tuvo también muchos debates encendidos sobre si se necesita más regulación en el sector financiero, cómo reducir el fuerte desempleo mundial y la manera de encontrar formas para que la recuperación incipiente se mantenga durante 2010.
Por medio de un comunicado, la institución destacó que los presidentes Felipe Calderón, de México, y Nicolas Sarkozy, de Francia, participaron activamente para definir la agenda global.
De igual forma, reconoció la participación del primer ministro de Canadá, Stephen Harper, y del presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak.
La atmósfera de pesimismo que prevaleció en el foro del año pasado, que se realizó en el peor momento de la crisis, cambió este año por un sentimiento de satisfacción sobre una recuperación modesta, que está en marcha, pero también enfrentó incertidumbre sobre la forma en la que continuará y cómo deben responder los bancos.
El director ejecutivo del Deutsche Bank, Josef Ackermann, dijo en un panel de conclusiones organizado por The Associated Press que lo peor de la crisis financiera y económica había sido manejado de forma "bastante exitosa", pero que los líderes se enfrentaban a una decisión difícil.
"¿Debemos tomar más riesgos, ser una fuerza creativa de crecimiento o debemos enfocarnos en la seguridad?", cuestionó.
Peter Sands, director general de Standard Chartered Bank de Gran Bretaña, dijo en el panel que el equilibrio debe estar entre "hacer un sistema bancario seguro y un sistema financiero que pueda aguantar el tipo de dinamismo y crecimiento en la creación de empleos".
"Si sale mal de una forma, corremos el riesgo de otra crisis. Si sale mal de la otra forma dejaremos sin impulso a la recuperación y reduciremos las posibilidades de crear nuevos empleos", dijo.
Sands agregó que todos deben tener un "grado de humildad sobre lo que realmente sabemos y qué tan seguros podemos estar, acerca de las ideas que vamos a plantear tendrán las consecuencias que creíamos".
Ackerman reconoció a los actores económicos más importantes por ampliar el Grupo de los Ocho al Grupo de los 20. Dijo que debería haber un Grupo Empresarial de los 20 para colaborar con ellos y enfocarse en asuntos de negocios.
En Davos, la atención de los asistentes y la prensa ha tenido un efecto pendular, oscilando de la economía a otros asuntos mundiales. En foros anteriores el interés había estado en celebridades invitadas, como Angelina Jolie y Bono, pero este año recayó en los banqueros y reguladores financieros gubernamentales.
"Todo se trató de economía y todos estuvieron perdidos", dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de la organización Human Rights Watch.