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Este domingo los chilenos eligen presidente y Marco Enríquez-Ominami, de 36 años, es el candidato que lleva la bandera de la nueva izquierda, que si bien no le da para ganar, pone en jaque a los políticos tradicionales. El candidato detalla a EjeCentral sus propuestas.
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A sólo unas horas de las elecciones presidenciales en Chile, MEO como le llaman, tiene el 19 por ciento de los votos. MEO ya no habla de cine, su pasión, abandonada en junio pasado para lanzarse como candidato independiente. Atrás ha intentado dejar su fama de "galán" para hacer campaña y "apostar por un nuevo Chile".
A Marco Enríquez-Ominami, MEO (Santiago de Chile, 1973), ese 19 por ciento de intención de voto, según una encuesta de Gallup, no le da para ser presidente, pero no es una mala cifra, para quien hasta junio era un desconocido en la política del país sudamericano. Empezó con uno 10 por ciento de posibilidades.
"Ya no queremos la vieja política de cuoteos y decisiones entre cuatro paredes. Hoy nuestra propuesta es clara: una política más inclusiva, más participativa, con confianza en la sociedad y su participación. Por esto mi Programa de Gobierno incluye reformas políticas sustantivas, de forma de tener la institucionalidad necesaria", dice el candidato a Ejecentral, quien enojado por el dedazo que representó la elección de Eduardo Frei, como candidato socialista a la presidencia, decidió lanzarse como independiente.
En medio de una voracidad de viejos lobos políticos, Frei, ex presidente y ahora candidato y de Sebastián Piñera, el candidato de la derecha y ex candidato del pasado (que según las cifras de Gallup tiene más del 30% en las encuestas), MEO sabía que el apellido Enríquez no era suficiente para que lo tomarán en serio.Tampoco el Ominami. Su padre biológico, Miguel Enríquez fue uno de los líderes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). En 1974 fue asesinado a balazos por un comando del régimen militar. Y el Ominami, lo suma a su otro apellido por su padrastro, Carlos Ominami, un parlamentario, pro allendista y para el que Marco solo tiene palabras de agradecimiento.
Así que además de hablar con un discurso "progresista" a favor del aborto, de una reforma a los sistemas de salud y educación, y de los derechos de los homosexuales, Enríquez-Ominami incorporó a su propuesta de campaña el tema de la reforma tributaria, donde habla de tener un estado regulador: "con esa propuesta el objetivo es llevar adelante las reformas en salud y educación de forma de terminar con la realidad de tener ciudadanos de segunda categoría que tienen escaso acceso a dos derechos humanos fundamentales".
En las giras que ha realizado por este país austral con una población de 17 millones de personas, aproximadamente, sus "fans" le gritan "guapo". Y hasta le perdonan que esté casado con Karen Doguenweiler, conductora de programas de televisión. Pero el ser "carita" lo aprovechan sus adversarios para decir que si gana la presidencia sería dejar a Chile en manos de un bebé. Sin embargo, para este contendiente eso no es importante y prefiere hablar de realidades. Ese 19% en los sondeos implica que haya una segunda vuelta electoral, si ninguno de los tres candidatos alcanza más del 50% de las votaciones.
A pregunta expresa, ¿cómo es el socialismo de Marco Enriquez-Ominami? ¿en qué se centra? ¿Cuando la lucha armada ya no es una posibilidad para gobernar ningún país, el libre comercio es la tendencia mundial que empobrece pero es inevitable, la integración comercial es vista como una posibilidad para que los países pobres respiren un poco?
"Me declaro un progresista de izquierda. Como bien señala, hoy el libre comercio es la tendencia mundial y lo comparto, pero hago una apreciación a esa pregunta. El mercado sirve para crear riquezas, pero ha quedado demostrado que no sirve para distribuirlas. Por esto es fundamental un Estado con la capacidad de asegurar a toda la población dignidad en su educación, vivienda, empleo, entre otros derechos.
A diferencia de muchos países latinoamericanos, apanicados por la crisis, Chile es una especie de ejemplo a seguir y MEO reconoce que Michelle Bachelet, la actual mandataria, ha desarrollado "un excelente gobierno logrando avances sustantivos como la reforma previsional y el manejo de la crisis económica. Además nos ha demostrado a todos que se puede gobernar con cercanía a la gente", cercanía que según él le ha permitido poner sobre la mesa "temas pendientes" como el de los derechos de los gays y la educación y salud "no lo hemos hecho hasta ahora precisamente por que los partidos políticos han capturado el debate sobre los asuntos de interés público y han gobernado de espaldas a la gente".
Sobre la relación México-Chile, el representante independiente reconoce que las relaciones con México son fundamentales para el desarrollo de Chile. "La economía mexicana es una de las más grandes de la región, por lo tanto tenemos que trabajar por profundizar nuestras relaciones políticas, comerciales y culturales, entre otros aspectos".
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